El Proyecto SUS-TER “Red de conocimiento, habilidades y competencias para una valorización territorial inclusiva del patrimonio cultural, los productos de origen y la biodiversidad”, financiado por el Programa Erasmus+ de la Comunidad Europea y coordinado por la Universidad de Florencia (Italia), acaba de cerrar su convocatoria para la participación del Curso SUS-TER en el caso de la Universidad de Caldas.
El curso, que se llevará a cabo a partir de septiembre hasta diciembre de este año, se propone formar estudiantes con un nuevo perfil profesional capaz de facilitar y acompañar los procesos de valorización territorial inclusiva y sostenible de los recursos locales rurales y, en particular, del patrimonio cultural, de los productos de origen y de la biodiversidad.
En total, se postularon 83 actores territoriales e institucionales y 12 estudiantes de Maestría de la Universidad de Caldas.
La Vicerrectoría de Proyección Universitaria nombró, mediante resolución, un Comité de selección conformado por: el Coordinador del proyecto SUS-TER en la Universidad de Caldas, Prof. Bernardo Rivera; el Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Prof. Miguel Suárez Araméndiz; y el investigador del Grupo de Investigación en Filosofía y Cultura, Prof. Adolfo León Grisales.
La resolución establece que el comité dispone hasta el 30 de junio para seleccionar los 5 perfiles de actores territoriales y 4 de estudiantes de maestría, que mejor se adecúan al perfil requerido para participar en el curso SUS-TER.
La apropiación de conocimientos procedentes de fuentes diversas y no convencionales, sumada a la integración de prácticas ancestrales con métodos alternativos y de las ciencias, entre otros elementos bioculturales en juego, muestran un horizonte prometedor frente a nuevos procesos de producción y circulación de saberes, basados en el diálogo y la inclusión social.
Es así como el Diplomado en plantas medicinales, saberes tradicionales y conocimiento científico, de la Universidad del Quindío, ha promovido una nueva mirada co-construida a partir del encuentro de expertos locales y expertos académicos, impulsando el uso razonable y responsable de los recursos en este ámbito etnobotánico.
Vale la pena destacar que, en este contexto académico y sociocultural, el proyecto SUS TER, al que se encuentra vinculada la Universidad del Quindío con 8 universidades más de diversos países de América y la Comunidad Europea, viene desarrollando una oferta para la formación de dinamizadores territoriales, con el fin de potenciar los recursos de la biodiversidad, a través de la generación sustentable de cadenas productivas basadas en productos de origen que, para el caso específico de la región, se circunscriben al patrimonio del paisaje cultural cafetero colombiano, correspondiente a la zona de influencia de la cuenca hídrica del río Quindío.
Conocimiento y cuidado
Con el propósito de poner en diálogo las miradas de diversos actores expertos y “no-expertos”, el programa uniquindiano, Biología, adscrito a la Facultad de Ciencias Básicas y Tecnologías, ha desarrollado ya varias cohortes del Diplomado en Plantas Medicinales, realizando paralelamente eventos abiertos al público en los que conferencistas invitados abordan diferentes tópicos de interés. Recientemente, se trató el tema de género y etnobotánica, profundizando en la relación cultural de las mujeres con las plantas medicinales. Con este motivo se invitó a la Dra. Ayda Mary Portilla Delgado, médica general de la Universidad Nacional de Colombia y candidata a Magíster en Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
Portilla Delgado, que ha trabajado en el campo de la salud rural desde el año 2013, planteó en su conferencia que al asumir el conocimiento como cuidado, las comunidades ancestrales lo aplican como un saber-usar la naturaleza, en favor de la preservación de la salud, lo cual nos llama a comprender, entre otros riesgos, los que implica el abuso de las plantas medicinales, como resultado de la desconexión con el entorno que sostenemos quienes hemos sido “malformados” en una relación distante con lo natural.
Una evidencia de ello, agrega la investigadora, la encontramos en las comunidades rurales y étnicas, donde ocurre lo contrario a la situación evidenciada en comunidades occidentales, es decir, “ese participar y ese estar observando la naturaleza, que caracteriza a las primeras, genera una transmisión de experiencias seguras y vínculos en otras dimensiones. La dosificación, por ejemplo, se vuelve más acertada”, agrega. Con base en este conocimiento tradicional, al que acompaña una actitud frente al mundo, la experta invitada propone a las comunidades occidentales estimular la transmisión de observaciones de lo que ella denomina la herbolaria familiar, lo cual significa que “cada uno empiece a investigar ese conocimiento familiar sobre el uso de plantas medicinales, el mismo que paulatinamente se puede ir validando”.
Relación de las mujeres con la tradición de las plantas medicinales
Quizás debamos comenzar por una pregunta. ¿Cómo logran construirse similitudes en cuanto a usos y prácticas con las plantas medicinales en distintos lugares del mundo? Esto se debe precisamente, en opinión de la conferencista invitada, a la relación histórica que se ha tejido entre las mujeres y este tipo de plantas, ya que ellas generan otras formas de interactuar con el medio ambiente, y es con estas otras interacciones que se compaginan los procesos y las prácticas compartidas entre mujeres de distintos territorios.
“Es decir, la interacción no es solo con una planta sino con todo un mundo de posibilidades. Los conocimientos sobre las plantas medicinales ocurren no solo por la transmisión oral de saberes, de generación en generación, también corresponden a procesos de observación, intercambio, relacionamiento con las plantas desde la ritualidad. En este sentido se trabaja desde el sentir”, asegura la investigadora.
“Son las mujeres quienes han sido las iniciadoras, conocedoras, productoras de experticias como la siembra, el inicio de la huerta, la adaptación de semillas, entre otras prácticas atribuidas. Por esto las mujeres rurales contribuyen a la conservación, desde la noción del cuidado (familia-ambiente)”, permitiendo, por demás, la circulación interterritorial e intercultural de este conocimiento, se deduce de lo expresado por Portilla Delgado
Como potencial para las nuevas interacciones de los dinamizadores territoriales con su entorno socio-ambiental, en la misma dirección que propone SUS TER, cabe agregar que en Colombia se cuenta con una gran diversidad de huertas medicinales cultivadas y lideradas por mujeres, entre otras practicas evidenciadas y documentadas, como la sanación y la partería tradicional del pacífico por medio de las plantas medicinales, esta última catalogada como patrimonio cultural inmaterial, acciones culturales que deben ser tenidas muy en cuenta en la formación de dinamizadores y de “formadores de formadores”.
Finalmente, es de resaltar la experiencia de Mary Portilla en San Lorenzo, Nariño, donde el 90% de la población es rural. Allí se basó en la huerta medicinal como un ejercicio de recuperación de saberes sobre plantas medicinales. Muchas de estas plantas se relacionan con el cuidado femenino ya que se consideran aportantes de un equilibrio de atributos corporales, emocionales y espirituales.
“Se empiezan a concebir nuevos usos de estas plantas, teniendo en cuenta consideraciones como lo cíclico/lunar/cambiante, es decir, plantas reguladoras”, agregó la invitada al Diplomado en plantas medicinales, saberes tradicionales y conocimiento científico, valorando el diálogo de la ancestralidad y los nuevos contextos de coproducción del conocimiento, lo cual se conecta directamente con la filosofía SUS TER, que está impulsando nuestra alma mater en el territorio del Quindío, con iniciativas como esta, gestadas al interior del programa Biología.
Por: Equipo Unidad Apropiación Social del Conocimiento, Vicerrectoría de Extensión y Desarrollo Social.